lunes, 16 de marzo de 2015

Estrellita.



Estrellas y flores veía la pequeña Almendra, cuando entre todas ellas cruzó una estrella fugaz, pidió un deseo torpe, la paz del mundo. Cerró sus ojos y sonrió mientras lo pedía pues la pequeña creía que todos estaría bien si no sucedía nada violento. 

Al crecer mucho y madurar, ella se había olvidado de su deseo, se recibió de abogada y por dinero o evitar problemas ayudaba muchas veces a los criminales. 

Un día se enamoró y se casó, se embarazó y cambió su profesión por un rato en lo que su hijo crecía. 

Una noche a fueras de la ciudad estaban reunidos en un campamento donde se acostaron a ver las estrellas, el hijo de Almendra vio una estrella fugaz y deseo exactamente lo mismo que ella tiempo atrás. Fue ahí cuando ella se acordó del suyo. 

Se dio cuenta de que su vida había sido en parte violenta, gente la había lastimado e incluso ella llego a lastimar a mucha gente. 

Una tristeza y culpa invadió su conciencia. Aunque nunca se cumpliría la paz mundial, ella pudo haber hecho mejores cosas. 

Su hijo la vio triste y la abrazo, le susurro en el oído: "mamá no estés triste, mi deseo es para la paz del mundo y mi mundo son ustedes, mi familia. Para que se cumpla debes estar en paz"

La mamá comprendió y se dio cuenta de que a pesar del pasado lo importante es el ahora y que los deseos pueden llegarse a olvidar, pero si te acuerdas de ellos puedes hacerlos realidad. 

Quizá Almendra no cambie al mundo, pero por algo se empieza, no volvió a ayudar a criminales y denuncio a quienes la amenazaban. 

El amor es la mejor cura para todo mal y el mundo se inicia en la familia. No importa como sea; padres o madres solteros, padres homosexuales, abuelos, tíos, amigos, mascotas, uno mismo. El inicio de la paz es amándose primero y después libremente a los demás.

domingo, 15 de marzo de 2015

¿Posible Iniciación?



       Recuerdo que cuando termine mi día escolar de la universidad, estaba sumamente cansada, era finales de semestre. Afortunadamente cuando entré al metro había un lugar disponible, así que con calma pude descansar un poco. Recuerdo que tenía prisa, mucha prisa por ver a una persona con la que debía hablar y arreglar algunas cosas. Tenía mucho sueño, cerré los ojos un instante.

De repente entro una vendedora, si, una de esas que no te dejan descansar con sus gritos estruendosos, obviamente son peores los del sonido con su mega bocina, pero bueno. Yo comprendo que la necesidad esta fuertísima en el país y es importante tales ingresos, desde el pasaje hasta el alimento. En fin. La vendedora estaba vestida como chaka y junto con ella entro una pequeña niña como de dos o tres años, una niña con enormes ojos negros y pestañas increíbles. 

       Yo estaba molesta porque trataba de telefonear a esa persona, quería avisarle que se me había hecho tarde, pero al tratar de llamar en el metro la señal cambiaba y no alcanzaba su objetivo. Encima de todo el metro estaba parado y se llenaba más de gente, el calor se fue haciendo lentamente insoportable. Yo casi estallaba de la presión. Respire profundo y me dije a mi misma que hay cosas fuera de mis manos y que no podía acortar la clase de la facultad por algo tan sencillo como hablar con una persona.

Me estaba relajando y me sorprendí al ver a la niña, estaba bastante sucia y era obvio que era de la vendedora porque se miraban de vez en cuando, como cuidándose de algo. La niña se me acerco demasiado <<de seguro quiere causarme lástima para conseguir dinero, que triste que la usen de recurso>> reflexioné.  

       Repentinamente la niña empezó a tocar mis brazos y piernas, le pedí amablemente que me dejara en paz pero no escucho. Sus manitas se metieron en mi suéter donde tenía mi celular  el cual mantuve con una mano. La niña acaricio el teléfono y lo jaló, yo aumente mi poca fuerza que tenía sobre él y ella aumento aún más la suya. Mi sorpresa se agrando ante este hecho y como obviamente era un bebé, pues no pudo lograr su cometido, puso una respectiva cara fea y se fue con otra persona para examinarla. 

<< ¿Esto que nos hace pensar? ¿Será acaso una especie de iniciación?>> Pensaba al caminar en los pasillos del metro mientras transbordaba perdida entre el gentío. Era una locura, pues desde aquel día una semana o dos atrás me habían robado mi celular unos tipos en el centro. << ¿Habrá empezado así la mayoría?>>  Sinceramente no lo sé y tampoco la niña, sólo la madre y eso quien sabe. Me consuela pensar que fue bueno no quedarme dormida, de ser así, me quedaría de nuevo sin teléfono. Ojala este equivocada, me cuesta pensar que una niña tan bella e inocente intento quitarme el teléfono. ¿Posible iniciación?

viernes, 27 de febrero de 2015

Real.



       Recuerdo que cuando llegamos nadie nos esperaba, así que decidimos arreglarnos y salir a las calles en busca de la gente. Lo mejor de todo, era que a la mayoría de los que pasaban por ahí les gustaba vernos y más en vísperas navideñas.
Había bastante gente a la cual convocar, además de muchos pequeños que nos sonreían y señalaban, también cabe contar que había una enorme vendimia alrededor. Era excelente porque con eso mucha gente nos veía, las tiendas y puestos provocaban que no fuera tan frio el ambiente. 
En aquellos instantes se me acerco un pequeño que con un escape decidido de los brazos de sus padres, un especial brillo en los ojos con los que se me quedo viendo  y yo a él, había una luz de esperanza que no había visto antes, miro con alegría mis alas artificiales como si fueran de verdad, vio mi aureola de mentiras con profundo respeto y mis ropas ligeras y sandalias con admiración.
El pequeño junto sus manitas y me dijo –Hermoso ángel, ¿puedo pedirte algo? ¡Por favor! ¿Puedes… traer de regreso a mi hermanito?-
En aquel instante el mundo se detuvo así como mi respiración, sentí un nudo en la garganta que se amarro aún más al percatarme de la dolorosa mirada de los padres, sinceramente no sé de donde saque fuerzas. Así que me incline hacia el pequeño para mirarlo directamente a los ojos y le expliqué. –Espero me disculpes, pero no cuento con el poder para traer a tu hermano.- El niño agacho la cabeza a punto de llorar.
-Pero ¿sabes?- le continué diciendo. – Él te quiere mucho y en realidad está todo el tiempo contigo.- El pequeño levanto la mirada con esperanza renovada. –Yo te prometo y garantizo que en un futuro volverás a verlo y estarán juntos-. En ese instante el niño sonrió y no espere lo que pasó a continuación, el niño me abrazo con todas sus fuerzas y sus padres sonreían con una lágrima a medio camino de sus mejillas.
Y así fue como el pequeño se despidió y regreso a los brazos de su madre, el papá me susurro un –gracias- y desaparecieron entre la multitud, el mundo volvió a girar como siempre y la gente de alrededor. 
Para mí fue y seguirá siendo impresionante que yo siendo un ángel de pastorela, un ángel de mentiras, me haya encontrado en medio de una multitud con uno de verdad, con un ángel real.    

sábado, 7 de febrero de 2015

Malos Deseos




Había una vez un hombre que tuvo un problema desde pequeño, el problema consistía en que una mano le temblaba pavorosamente de un lado a otro. ¿Te imaginas cada que tuviese que comer u... otras cosas?... pero bueno, él tenía un excelente trabajo donde era perfecto, le ponía azúcar a los churros que se venden por Ciudad Universitaria.  

Repentinamente un día en un extraño espacio de la UNAM, entre las islas de central y la biblioteca, encontró una lámpara muy hermosa y a pesar de su problema logro frotarla, así fue que surgió de ella un genio robusto vestido de estilo árabe, no era una lámpara cualquiera, era una lámpara mágica.

Genio -Amo, es usted quien me ha sacado de esa celda por el momento y por ello (según las reglas) le cumpliré tres deseos, pero pídalos sabia y claramente, de lo contrario podría usted arrepentirse. 

Al hombre le dio mucha alegría, parecía que había encontrado una solución a todo.

Hombre -¿Tres deseos? ¡Que felicidad! Entonces… Deseo tener… la otra mano igual.
Genio – Amo ¡sus deseos son órdenes!

Le cumplió su deseo: puso ambas manos en tembladera. Al darse cuenta de esto, el hombre se enojó y grito:
Hombre – ¡No genio! ¡Las quiero al revés!
Genio - ¡A sus órdenes amo!
A lo cual sus manos quedaron exactamente al revés y temblando (peor tantito). El deseo enfureció más al hombre.

Hombre - ¡No! ¡Idiota!
Genio – ¡Si amo!
A lo que nuestro pobre hombre quedo como tal.
Hay que tener mucho cuidado a la hora de desear.